Abril 22:
Arribamos con el sol en la desembocadura del Amazonas: 1° 27′ sur, 48° 29′ longitud oeste. Tierra caliente. Archipiélago al norte del poblado. Isla grande con bosques inundados, manglares y extensas praderas. Abundan bovinos blancos y plácidos que he visto antes en oriente. Al norte de la isla, brutal colisión de aguas: el Amazonas y el Atlántico se abrazan.
No vamos por comida,
nos la ofrecen los habitantes del paraíso,
Frutas, leche y miel
en barcas diminutas.
Escribo un mensaje a Sakui
y se lo entrego a la brisa ardiente
para que oficie de mensajero.
“Un beso largo como este río que miro”
Escribo siguiendo un impulso. Una mujer venía con los proveedores de la isla. Bajo el sol, su cabello negro reverberaba en la barca. Semidesnuda me ofreció fruta, y la imaginé con un sombrero, un vestido y un collar de perlas, con los pies hundidos en el Amazonas.
Yo hubiese querido abrazarla.
Una vez más has vuelto a entrar en el mundo que a veces sueño, la Amazonia, el Gran Río, sus gentes…
Ya dije en la presentación que envidiaba a los aventureros de Oriente, y no menos a esos otros, también victorianos , que desaparecieron persiguiendo El Dorado, y a los que que cumbre a cumbre,selva tras selva, alcanzaron los hielos australes mucho tiempo antes. Si eso es estar fuera de tiempo, lo estoy, qué le vamos a hacer. Ya no queda nada del misterio con todo lo que suponía la existencia una «terra ignota» en los viejos mapas.
Un cariñoso abrazo.
Sigue el placentero disfrute de tus palabras, que hoy nos transmitea ese lugar inigualable, el Amazonas, escenario de tantas lecturas de juventud, de sueños en tiempos lejanos ya en la edad adulta, y siempre, fascinante para decoradores de historias, soñadores y todos los que apreciamos la grandeza de os mundos de la naturaleza y la fantasía.
Por cierto, ese «beso largo como este río que miro» lo expresa todo y nos fdeja emocionados. Gracias.
Besos
perdón, lógicamente no era «transmitea» sino «transporta a».
Estoy leyendo actualmente «el país de la canela» que novela la expedición que descubrió la desembocadura del Amazonas, así que… visualizo bien el paisaje, la larga penetración del río en el Océano, la aparición de la mujer que el deseo transforma, la escritura que sigue a la alucinación, como último recurso. El viaje continúa.
Un abrazo y gracias por tu lectura de tajalápiz.
Al contrario de lo que se hace en salud, debemos mantener la fiebre alta.
Indudablemente, el paisaje americano (lo poco que conozco) lo llevo y lo lloro dentro cada dîa.
Abrazos
Cierto Niée, con los textos de los escritores americanos he vivido como si fueran reales los escenarios y paisajes de esas grandiosas tierras. La lista de autores es enorme y quiero señalar al también paisano de Leonardo, Alvaro Mutis, a quien he seguido siempre en los viajes de su Maqroll el Gaviero, y al chileno Francisco Coloane, mi descubridor de la Tierra del Fuego.
Desgraciadamente mis experiencias personales en esas tierras americanas se limitan a una estancia en Río de Janeiro, con algunas visitass a no más de 200 kilómetros, sin haber podido visitar la Amazonia, y a otro lugar de cuya capital me declaro enamorado, Cuba.
Se me olvido el abrazo, aquí te lo dejo.
Nueva en tu blog, llegada de las tierras de Ernesto, arribo hacía estas otras tierras y me transportan, sin ánimo de lucro, allí donde los sueños, no dan cabida a la razón. Me siento cómoda en tu espacio y lo mismo que los que entregaron su vida a las letras para hacernos ver lo que somos incapaces de vislumbrar, así, me hiciste visionar esa Isla grande con bosques inundados.
Un placer descubrirte ¿Puedo agregarte a mi blogroll?
Aventureros saludos.
Siempre pensé que, a pesar de las modas, el Realismo Mágico, era y es eso, magia pura aunque se le tache de artificioso o rebuscado. Nunca he disfrutado tanto como leyendo el portento de esas imágenes que se sugieren en la mayoría de los autores que se adhirieron al boom. Uno de mis favoritos, casi un precursor, fue Jorge Amado. Su saga de Tieta es pura poesía, y, cómo no, aquella Gabriela que olia a clavo y canela, donde fue capaz de mostrar el discurrir de la vida de todas las gentes de aquella ciudad, apenas sin moverse del local de la esquina de una plaza sin perder un ápice de la belleza en la palabra. Claro que todo esto no es ni puede ser mas que una opinión personal y discutible
Por eso, Niée, me gusta lo que creas.También buscas poesía y profundos sentimientos insinuados en tus historias.
Un abrazo